La semana pasada asistí a una sesión organizada por Ángel Medinilla con el objetivo de profundizar en algunos aspectos de la metodología Kanban. El objetivo fue, mediante diversos juegos, poner en práctica las diferentes técnicas de organización de trabajo que promueve esta metodología ágil para mejorar los procesos y calidad de los productos.

La sesión comenzó con el “Penny game”, una sencilla actividad donde gracias al intercambio de monedas comprobamos cómo trocear y entregar las tareas una vez finalizadas optimiza el “flow” de trabajo. Igualmente, pudimos experimentar que no siempre es recomendable llevar esta técnica al límite y es necesario buscar un equilibrio, evitando el stress y la complejidad de gestionar demasiadas tareas.

Kanban Penny Game

Resultados del Penny Game

En la segunda tarea, el «Juego de los nombres«, probamos cómo influyen de forma negativa las interrupciones y cambio constante entre proyectos. Aunque puedas tener una sensación de avance, la realidad nos demuestra que el progreso es mucho más lento de lo que percibimos, siendo más eficiente mantener el foco en una tarea antes de pasar a la siguiente.

Continuando con esta idea, con el “Numbers flow” pudimos comprobar cómo la multitarea perjudica la entrega y facilita la aparición de errores en las mismas. Lo sufrí en mis propias carnes ya que, además de emplear un minuto y veinte segundos más en la realización del ejercicio (un 50% más aproximadamente), olvidé introducir uno de los números romanos en el listado correspondiente.

Tras un pequeño descanso, realizamos “The Lean Dot Game” donde pudimos aprender cómo trabajar para mejorar el producto. Realizando pequeñas entregas y haciendo revisiones más frecuentes podremos conseguir una mayor calidad y entregarlo lo antes posible para obtener feedback de los usuarios más rápidamente.

Y el último juego de la sesión fue “The Kanban 1’s Game” donde mediante el uso de los dados y unas supuestas historias de usuarios, trabajamos sobre nuevos conceptos como el límite WIP y la distribución del trabajo entre los miembros del equipo.

Fue una sesión muy entretenida y didáctica. Y al ser totalmente practica pudimos comprobar cómo los dos principales objetivos de Kanban (lograr un producto de calidad así como acabar con el caos y cuellos de botella que pueden darse en los proyectos en los que prima la rapidez por encima de la calidad del producto) se vuelven realidad fácilmente, tomando más consciencia si cabe de sus ventajas y dejando de lado cualquier reticencia sobre el uso de esta metodología. Evidentemente, y como también pudimos experimentar, no todo vale y hay que aplicarla correctamente, evitando un “pseudo kanban” que sólo ayudará a entregar la misma mierda pero más rápido (Angel Medinilla dixit).